El Fondo Fundación Sebastián Deliz, establecido en la Fundación Comunitaria de Puerto Rico para mantener viva la memoria de Sebastián, otorgó $13,000 en becas a estudiantes del Colegio Rosa Bell, en Guaynabo, con el fin de apoyar la continuidad de sus estudios; entre estos, está Gabriela Cúe Royo, hija de Rosana Royo, amiga de la infancia de Sebastián.
Sebastián Deliz sigue siendo uno de esos “panas” que sacan sonrisas, aún en su ausencia…
Rosana Royo tiene muy buenos recuerdos de sus años de estudios en el Colegio Rosa Bell, en Guaynabo. Allí compartió muchas alegrías con los gemelos Sebastián y Giovanni Deliz. “Ellos eran mi panas. La clase de nosotros era bien unida y compartíamos mucho”, recuerda. Se graduaron en el 1988. Pero jamás imaginó que de la pérdida de su gran amigo, surgiría una de las oportunidades más significativas para ella y su familia: una beca de estudio para su hija Gabriela Cúe Royo.
La asistencia económica tiene como origen el Fondo de Becas Fundación Sebastián Deliz. La iniciativa filantrópica surge del interés de perpetuar y mantener viva la memoria de Sebastián, un joven que falleció un día como hoy, 25 de agosto, de 1994, a causa de un accidente automovilístico. Pocos años después del trágico suceso -el 2 de julio de 1998-, su hermano gemelo Giovanni, junto a amigos y familiares, establecieron el fondo permanente en la Fundación Comunitaria de Puerto Rico (FCPR).
La más reciente entrega de becas se llevó a cabo el 16 de agosto, no solo a Gabriela, también a los hermanos Alexandra y José E. Agostini Pérez, de décimo; y Akari-Rossi Sustache Báez, de undécimo.
Rosana desconocía que la beca existía, pero situaciones económicas que ponían en peligro la permanencia de Gabriela en el plantel, la llevaron a solicita la asistencia. Para su asombro, era una ayuda que se otorgaba en memoria de Sebastián.
“La muerte de Sebastián me dolió… nos queríamos mucho”, confiesa. “Si no hubiese sido por eso… Es muy emotivo saber que mi excompañero de colegio, que gracias a la beca de ellos mi hija puede permanecer en el colegio (donde Sebastián y Giovanni también estudiaron)”, agrega intentando contener el llanto.
El fondo auspicia programas que adelanten la misión de la Fundación Sebastián Deliz: la promoción del liderazgo, el servicio y el respeto, haciéndose eco de Sebastián, quien era un estudiante sobresaliente, con buen promedio académico y líder innato, que cultivaba el respeto y el servicio comunitario. De hecho, para aplicar, los estudiantes deben demostrar necesidad económica, aprovechamiento académico, liderazgo e interés en el desarrollo comunitario.
Desde 2003, el fondo ha otorgado 74 becas a 32 estudiantes, que ascienden a $180,149.
Este inició con una aportación de $40,000 que fueron recaudados entre familiares y amigos de Sebastián, y un torneo de golf; esta cantidad fue pareada por la FCPR a razón de .50 centavos por cada dólar.
“Desde pequeña, mi familia me ha enseñado el valor de la educación; sin embargo, obtener una buena educación se ha vuelto cada día más costoso. Lamentaría mucho que la situación financiera de mi familia fuera la que me obligara a cambiarme de escuela”, comparte Akari-Rossi.
“Para nuestra familia esto es un alivio tremendo porque en junio me quedé sin trabajo. Estoy haciendo todo lo posible para dejarlos aquí”, comparte José Agostini Rodríguez, padre de José y Alexandra. “Cada vez que me estoy tratando de enderezar… como es por contrato, cancelan los contratos; son fondos federales, pues se acaban y tengo que seguir para adelante”, agrega el hombre quien suele trabajar en tareas de auditoría y monitoría.
Esta es la tercera vez que los hermanos Agostini Pérez logran mantener las becas del fondo.
Para aportar al fondo, puede visitar el soguiente enlace: Quiero donar.