Sentados en un semi círculo en el estacionamiento en la parte posterior de la Fundación Comunitaria de Puerto Rico, más de una docena de jóvenes discutía la agenda de trabajo para el siguiente día.
Vestían T-shirts, pantalones cargo y botas. Hacía ya un rato que habían guardado sus herramientas de trabajo en uno de los almacenes de la institución. Desde moto sierras, tijeras y hasta machetes. Así como otros instrumentos muy codiciados en el Puerto Rico post huracán María.
Estos jóvenes son parte del Equipo de Respuesta a Desastres de AmeriCorps (A-DRT, por sus siglas en inglés). El equipo fue activado desde principios del mes de octubre para asignaciones específicas para abrir caminos, remover escombros y cortar los árboles que habían caído sobre las casas. Asimismo, para visitar los hogares e identificar problemas relacionados con hongos.
En un principio, las brigadas de trabajo se concentraron en municipios de la zona sur y San Juan. Sin embargo, para finales de diciembre habrían alcanzado otras áreas de la isla.
Durante los meses posteriores al huracán María, la Fundación Comunitaria se convirtió en el centro para el almacenaje de los equipos del este cuerpo de voluntarios. Igualmente se convertiría en el lugar en el que al final del día de trabajo estos jóvenes seguían un estricto protocolo de higiene para su aseo personal, de manera que eliminaran de sus cuerpos cualquier residuo de pesticida o contaminante que pudiera poner en riesgo su salud.
Shari Orr, Management and Program Analyst Office of Field Liaison, mencionó que en el equipo de A-DRT también tienen grupos de voluntarios trabajando con la logística y distribución de donaciones de suministros. “Estamos trabajando con una variedad de socios en la Isla, organizando ayudas y comestibles para su distribución inmediata en las comunidades”.
El A-DRT está formado por 16 programas de todas partes de los Estados Unidos los cuales responden al llamado de FEMA para la realización de diferentes tareas en zonas de desastre.Alrededor de 60 voluntarios, incluyendo administradores, han estado activos desde el huracán María. Incluyendo un equipo pequeño de ocho personas destacadas en almacenes de FEMA en Jacksonville, Florida, trabajando con el envío de ayudas hacia la Isla.
“Parte de nuestras misiones comenzaron con asignaciones de 14 días. Sin embargo, resultaba muy corto para lograr un verdadero un impacto en la comunidad, así que pedimos asignaciones de 30 días”, explicó Rob Crawford, gerente ejecutivo de A-DRT, quien además pertence al Washington State Conservation Corp.
De esta manera las brigadas de voluntarios, incluyendo el staff, permanecen en la Isla por espacio de un mes, para luego ser sustituidas por otras brigadas, lo que les permite descansar y posiblemente regresar en una próxima ronda.
Para Crawford, quien estuvo activo durante los cuatro huracanes que azotaron a la Florida en el 2004, y durante el huracán Katrina, la devastación ocasionada tras el paso del huracán María en la Isla fue similar.
Kenia Colón, quien vive en Puerto Rico y desde acá ayuda a coordinar los trabajos de estos voluntarios estuvo muy activa en los meses siguientes al huracán. Kenia recordó que junto con la primera ola de voluntarios, trataron de entender el estado de situación [del País] para determinar dónde los equipos de AmeriCorps podían ser más efectivos. Sin embargo, rápidamente entendieron que los daños eran en grandes proporciones y el impacto había sido a toda la Isla. Así que la prioridad fue establecer una estrategia de trabajo para enfrentar la situación con los recursos disponibles.
Crawford destacó la conexión existente en las comunidades de Puerto Rico, aún en medio de la devastación. Según él, se podía notar el apoyo mutuo que se daban vecinos e integrantes de la comunidad, en algunos casos observó como personas anteponían sus necesidades para dar prioridad a otros vecinos que entendían estaban en peores condiciones. Por su parte, Orr comentó que “la respuesta [de las comunidades] siempre fue una calurosa y amistosa hacia los equipos de A-DRT, esto muy a pesar de las frustraciones que les generaba la pérdida de pertenencias y empleos”.
“Contar con recursos locales ha sido esencial para llegar a las zonas más afectadas”, acotó Crawford, pues esa valiosa direcciónfue lo que les permitió enfocar las ayudas hacia los lugares más vulnerables.
Algunas de las brigadas que han estado trabajando en la Isla:
Washington State Conservation Corp. con un equipo de California (12 miembros) estuvieron trabajando en Ponce- equipo tiene experiencia con fuegos y trabajando con moto sierras. Además, equipos experimentados para remover árboles, pues cuentan con acerradores profesionales.
California Conservation Program y el Conservation Corp Minnesota-Iowa- estuvieron en Ponce. Ambas brigadas cuentan con personal bilingüe. Esto ha sido de mucha ayuda para poder interactuar con los dueños de las residencias.