Becario del Fondo de Becas Benito Massó para Jóvenes de Loíza cuenta cómo durante su infancia surgió su interés por convertirse en un ingeniero industrial, meta que persigue con el apoyo económico de esta oportunidad filantrópica.
De pequeño a Jamiel A. Rivera Clemente le gustaba encontrar la forma de facilitar las cosas, sin sospechar que esa sería la fuente de su futuro profesional.
“Si había algo que hacer sin la necesidad de esforzarme tanto, pues yo trataba de encontrar la forma de facilitarlo. Recuerdo que cogía los juguetes, los desmontaba y los volvía a montar, y que me interesaba mucho saber cómo podía mejorar algo”, cuenta el joven loiceño, de 21 años.
“Cuando leí lo que es ser ingeniero industrial, me di cuenta de que tenía mucho que ver con mi estilo de vida porque los ingenieros industriales se especializan en mejorar procesos y hacer que todo sea más eficiente. Desde pequeño hacía eso, sin saber lo que era ser ingeniero industrial. Al darme cuenta de que este bachillerato trataba sobre lo que ya yo hacía desde niño, lo elegí con los ojos cerrados”, agrega el estudiante de quinto año de ingeniería industrial en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Mayagüez.
Rivera Clemente es becario del Fondo de Becas Benito Massó para Jóvenes de Loíza, una oportunidad de apoyo económico suplementario para jóvenes afrodescendientes de este municipio costero de Puerto Rico, que persiguen estudios postsecundarios a nivel subgraduado, tales como bachilleratos, grados asociados, técnicos o vocacionales y certificaciones, en instituciones acreditadas en Puerto Rico.
“La beca es una ayuda super especial porque no tengo facilidad económica. Me ayuda a completar gastos de transporte y pagar la renta. En mi caso es esencial porque decidí estudiar en Mayaguez, lejos de Loíza, de mi pueblo. Esta ayuda que me han dado es bien importante para poder estar mucho más tranquilo en el aspecto económico. Me da paz para seguir haciendo lo que tengo que hacer”, dice.
El Fondo celebra la vida de Massó, escritor y psicólogo, y le da continuidad a su obra en Loíza, donde fue miembro del Consejo Comunitario de la iniciativa Boys & Men of Color de la Obama Foundation, promovida por la FCPR para estimular que los jóvenes de Loíza pudieran alcanzar su máximo potencial –esta participación de Massó se unió a otros esfuerzos con los que buscaba lograr la equidad y la dignidad de las personas afrodescendiente.
A la fecha se han otorgado 67 becas a jóvenes afrodescendientes de Loíza, una inversión filantrópica de $95,500 –varias han sido por renovación.
Cuando Rivera Clemente se enteró de que fue seleccionado para la beca durante su segundo año de estudio –su desempeño académico le ha permitido renovar la beca en cuatro ocasiones–, se sintió “super feliz y agradecido porque no esperaba que me dieran esa oportunidad. Pensaron que yo era merecedor de esa ayuda”.
Esta es la primera beca filantrópica que recibe, dice.
“El Fondo es una iniciativa bien buena porque Loíza no es un pueblo rico. Me encanta que se le dé esta ayuda a las personas que quieren salir adelante”, expresa.
Rivera Clemente también quiere graduarse con un minor en programación, porque entiende se complementa con sus intereses y carrera profesional. “Quiero hacerlo para tener más oportunidades en la industria. La programación te ayuda a automatizar muchas cosas y hace que los procesos sean más efectivos, que es lo que básicamente un ingeniero industrial tiene que hacer”, menciona.
El joven también espera que su hermana, que está próxima a graduarse de escuela superior, solicite al Fondo y que esta oportunidad se siga extendiendo.